Cuando llueve nuestra zona se viste de un color muy triste, es un color sin tonos, mejor dicho es el color de la desidia, por no contar con una planificación acorde sucede lo que sucede.Calles anegadas, sobre todo las de tierra, familias que sufren mucho más ésta situación, como la que tiene su vivienda al costado de donde se resume toda el agua de la ciudad.
Pero lo más patético de la situación es que a muchos no les importa, a nuestros "mediáticos" funcionarios de turno y a los que ya no están no les interesa. Le puede importar o interesar la situación a aquellos que deben trabajar todos los días, al taxista que debe recorrer las diferentes arterias y cuidar de que su vehículo no se tope con una "cienaga".-
Es una gran ventaja contar con el "nuevo pavimento" pero ahora nos referimos a aquellos lugares donde éste preciado servicio no existe o a donde por un tiempo en promesas prolongado no sea realidad.
Cuando llueve la ciudad muestra su cara más triste, cuando la lluvia se prolonga el malhumor aparece, mientras en sus despachos nuestros mandatarios beben su café caliente y miran por la ventana esperando que algún medio radial los visite para en sus declaraciones decir "que sienten lo que ocurre...", cuando se embarren un poquito como en La Loma, cuando se entierre su vehículo en alguna cienaga del "Ensanche" o cuando en su vivienda se dibujen las primeras "goteras" quizá comprendan como se vive desde ese lado la realidad y porque la gente y la ciudad en éstos días se muestran tan tristes.
Por Marcel Oliva
Pero lo más patético de la situación es que a muchos no les importa, a nuestros "mediáticos" funcionarios de turno y a los que ya no están no les interesa. Le puede importar o interesar la situación a aquellos que deben trabajar todos los días, al taxista que debe recorrer las diferentes arterias y cuidar de que su vehículo no se tope con una "cienaga".-
Es una gran ventaja contar con el "nuevo pavimento" pero ahora nos referimos a aquellos lugares donde éste preciado servicio no existe o a donde por un tiempo en promesas prolongado no sea realidad.
Cuando llueve la ciudad muestra su cara más triste, cuando la lluvia se prolonga el malhumor aparece, mientras en sus despachos nuestros mandatarios beben su café caliente y miran por la ventana esperando que algún medio radial los visite para en sus declaraciones decir "que sienten lo que ocurre...", cuando se embarren un poquito como en La Loma, cuando se entierre su vehículo en alguna cienaga del "Ensanche" o cuando en su vivienda se dibujen las primeras "goteras" quizá comprendan como se vive desde ese lado la realidad y porque la gente y la ciudad en éstos días se muestran tan tristes.
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