En un momento en el cual todo se encuentra teñido de Mundial de Fútbol, los políticos se preparan para los tiempos por venir, cuando vuelva el pobre a su pobreza y el rico a su riqueza, como dice Joan Manuel Serrat en su canción "Fiesta".
Mientras tanto y siempre con el ruido de fondo de las vuvuzelas sudafricanas, la Presidenta discutió muy fuerte con el sobrio Jorge Taiana y puso al frente de la Cancillería a un ‘Cristinista‘ puro, como el ex periodista Héctor Timmerman.
La paradoja es que el alejamiento de Taiana llegó justo en el momento de concretarse uno de los mayores éxitos de la política exterior: la estrategia común con Uruguay para desactivar el prologando conflicto por la pastera frente a las costas de Gualeguaychú. Sin embargo, el nuevo disparador, de una crisis que viene desde hace tiempo, resultó la filtración de una información sobre la conveniencia o no que Brasil también monitoree la planta de la ex Botnia y si contamina el río Uruguay. Taiana considera atinada esta medida y así trascendió por diversos medios, pero la jefa de Estado lo desautorizó y por varias horas la dos informaciones enfrentadas dieron vuelta el universo periodístico. Luego, el fiel ex canciller deslindó responsabilidades sobre esa filtración informativa y luego dio un portazo, con términos de una renuncia pocas veces vistos, que dejaban traslucir el fragor de la pelea con la jefa de Estado. Funcionarios del Palacio San Martín revelaron también cierto hartazgo de Taiana por el accionar del propio Timmerman por haber armado lo que denominaron una ‘diplomacia paralela‘, con sede en los Estados Unidos. Recordaban también que tuvo que poner el cuerpo a una tema que nunca fue suyo, como las denuncias del ex embajador en Venezuela Eduardo Sadous, sobre supuestos negociados con el gobierno de Hugo Chávez. Precisamente, su último acto administrativo fue firmar la autorización para que Sadous concurra a dar testimonio a la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados. Desde la Casa Rosada, en tanto, le cuestionaron al renunciado las frustradas negociaciones comerciales con China, país que sigue sin comprar aceite de soja argentino. Cristina deberá viajar hacia allá el 13 y 14 de julio en una visita oficial, en lugar de una de Estado, debido a problemas de agenda del presidente Hu Jintao y ante la posible debilidad de los acuerdos. Pero, no hay que olvidar que hace un par de meses había suspendido el viaje a ese país estratégico, con el argumento, de escasa consistencia, que no podía dejar a Julio Cobos a cargo del Ejecutivo.
Otra foto de la política
Las febriles discusiones entre el ex ministro de Relaciones Exteriores con Cristina y una horas antes con Néstor Kirchner, demostraron, de nuevo, que no se admiten los disensos en lo más alto del poder. Esta razón es, precisamente, la que esgrimen varios dirigentes jóvenes que militaron en el kirchnerismo y ahora apuestan a una ‘etapa superadora‘, pero sin sacar definitivamente los pies del plato. Ellos, a instancia del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, se reunieron en esa provincia, para, según dicen, mostrar a la sociedad una foto con caras que prometan una renovación. Son dirigentes que se encuentra en la franja de entre los 40 y 50 años y ejercen cargos ejecutivos, como los intendentes Pablo Bruera, de La Plata, Sergio Mazza, de Tigre, y Cristian Breitenstein. de Bahía Blanca. También estuvo el funcionario porteño Diego Santilli, uno de los dos peronistas de renombre que le quedan a Mauricio Macri, junto con Cristian Ritondo, ya que al principio conformaba un trío con Daniel Amoroso, quien se pasó a las filas de Francisco De Narváez. No se sabe si Santilli concurrió al encuentro en el marco de su búsqueda de la pata peronista en el PRO, a su criterio, necesaria para una proyección nacional de su jefe político, o porque apuesta a una tranversalidad generacional. En la ciudad de Buenos Aires, las opiniones están divididas, ya que hay algunos que apuestan a la alianza entre el macrismo y el Peronismo Federal, como Federico Pinedo y Rodríguez Larreta, pero, otros, como la vicejefa Gabriela Michetti, no avala esa propuesta. Pero, Santilli, Bruera y Mazza reniegan también con la mayor parte del Peronismo Federal y consideran que la foto que se sacaron la otra semana Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann y Adolfo Rodríguez Saa, entre otros, es de color ‘sepia‘, claro está, por lo avejentada. Opinan que esos dirigentes son refractarios a una sociedad que busca cambios en el escenario de la política doméstica. La pretensión de ellos es consolidarse el año próximo con la presentación de una fórmula para la gobernación bonaerense, compuesta por Mazza y Bruera, en ese orden, por el mayor cartel de quien fuera el ex jefe de Gabinete del actual Gobierno. Admiten que para lograr ese ‘objetivo de mínima‘ necesitan conformar una confederación de intendentes bonaerenses que le sumen la masa crítica indispensable para presentarse en internas, para competir, seguramente, contra Daniel Scioli. En ese espacio admiten afinidades con la política del Gobierno, pero advierten que el modelo necesita una nueva vuelta de tuerca ante los signos de ‘agotamiento‘. Y brindan como muestra una encuesta reservada, con preguntas sobre 10 temas puntuales, que arrojó datos reveladores. Según las respuestas, la gran mayoría apoya 7 de cada 10 medidas tomadas durante el doble período kirchnerista, como la reforma de la justicia, la estatización de la jubilación privada, o la Asignación Universal por Hijo. Pero, los guarismos se revierten cuando la pregunta es si volvería votar a los Kirchner, ya que en este caso, sólo 3 de cada 10 respondieron que sí.
Escrito por Daniel Casal
InformativoHoy
Otra foto de la política
Las febriles discusiones entre el ex ministro de Relaciones Exteriores con Cristina y una horas antes con Néstor Kirchner, demostraron, de nuevo, que no se admiten los disensos en lo más alto del poder. Esta razón es, precisamente, la que esgrimen varios dirigentes jóvenes que militaron en el kirchnerismo y ahora apuestan a una ‘etapa superadora‘, pero sin sacar definitivamente los pies del plato. Ellos, a instancia del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, se reunieron en esa provincia, para, según dicen, mostrar a la sociedad una foto con caras que prometan una renovación. Son dirigentes que se encuentra en la franja de entre los 40 y 50 años y ejercen cargos ejecutivos, como los intendentes Pablo Bruera, de La Plata, Sergio Mazza, de Tigre, y Cristian Breitenstein. de Bahía Blanca. También estuvo el funcionario porteño Diego Santilli, uno de los dos peronistas de renombre que le quedan a Mauricio Macri, junto con Cristian Ritondo, ya que al principio conformaba un trío con Daniel Amoroso, quien se pasó a las filas de Francisco De Narváez. No se sabe si Santilli concurrió al encuentro en el marco de su búsqueda de la pata peronista en el PRO, a su criterio, necesaria para una proyección nacional de su jefe político, o porque apuesta a una tranversalidad generacional. En la ciudad de Buenos Aires, las opiniones están divididas, ya que hay algunos que apuestan a la alianza entre el macrismo y el Peronismo Federal, como Federico Pinedo y Rodríguez Larreta, pero, otros, como la vicejefa Gabriela Michetti, no avala esa propuesta. Pero, Santilli, Bruera y Mazza reniegan también con la mayor parte del Peronismo Federal y consideran que la foto que se sacaron la otra semana Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann y Adolfo Rodríguez Saa, entre otros, es de color ‘sepia‘, claro está, por lo avejentada. Opinan que esos dirigentes son refractarios a una sociedad que busca cambios en el escenario de la política doméstica. La pretensión de ellos es consolidarse el año próximo con la presentación de una fórmula para la gobernación bonaerense, compuesta por Mazza y Bruera, en ese orden, por el mayor cartel de quien fuera el ex jefe de Gabinete del actual Gobierno. Admiten que para lograr ese ‘objetivo de mínima‘ necesitan conformar una confederación de intendentes bonaerenses que le sumen la masa crítica indispensable para presentarse en internas, para competir, seguramente, contra Daniel Scioli. En ese espacio admiten afinidades con la política del Gobierno, pero advierten que el modelo necesita una nueva vuelta de tuerca ante los signos de ‘agotamiento‘. Y brindan como muestra una encuesta reservada, con preguntas sobre 10 temas puntuales, que arrojó datos reveladores. Según las respuestas, la gran mayoría apoya 7 de cada 10 medidas tomadas durante el doble período kirchnerista, como la reforma de la justicia, la estatización de la jubilación privada, o la Asignación Universal por Hijo. Pero, los guarismos se revierten cuando la pregunta es si volvería votar a los Kirchner, ya que en este caso, sólo 3 de cada 10 respondieron que sí.
Escrito por Daniel Casal
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