domingo, 21 de noviembre de 2010

"Que están haciendo con nuestra soberanía?. Soberanos o sometidos?"

El Día de la Soberanía Nacional nos recuerda un hecho histórico cargado de significado, pues en 1845 las fuerzas patriotas bajo la orden del gobernador JM de Rosas enfrentaron naves extranjeras – anglo- francesas – que pretendían remontar el río Paraná hasta Corrientes interesados por las riquezas en esa zona. Con menos recursos que los invasores, la milicia argentina logró reducir al enemigo y obligarlo a volver.

Esta es una fecha apropiada para hacer algunas reflexiones respecto a situaciones que afectan la soberanía en nuestro país actualmente, y que se reproducen en el territorio provincial.

Debemos reconocer en principio, que el tema central que atraviesa la política, la vida social y económica de nuestro país y del planeta, es el ejercicio de la soberanía sobre la los bienes naturales comunes; este es por sí, el sentido que actualmente cobra la noción de soberanía.  Estos bienes son objeto de competencia, conflictos, controversias, sobre todo los más fundamentales como los alimentos, la tierra, el agua, los hidrocarburos, los recursos minerales, la biodiversidad, etc.

Nuestro país, y en particular nuestro territorio provincial, tiene abundancia de estos recursos, de cuyo cuidado, preservación y buena administración, dependen las condiciones futuras –políticas, económicas y sociales- en las que viviremos los rionegrinos.

Considero que es importante hablar de soberanía, pues siento que atraviesa temas que siguen provocando debate y preocupación en la sociedad rionegrina, y de los que me he ocupado en mi gestión con mucho interés como es la problemática de la creciente extranjerización del territorio, el aeropuerto perteneciente a un grupo ingles en zona de frontera, el acceso público al lago Escondido, la venta a extranjeros en zonas fronterizas, la desaparición en solo 6 años de 1074 productores en el Alto Valle solamente, la privatización de hecho de bienes de dominio público como lagos, ríos y costas del atlántico, y el reciente plan para destinar tierras productivas para la siembra de soja, y otros monocultivos con capitales chinos en el Valle Medio e Inferior.

Lo curioso en cada uno de estos temas es observar que, siendo cuestiones vertebrales y definitorias que marcan un destino claro para nuestros bienes naturales y el ejercicio de la soberanía, no se ha dado lugar a la participación, menos a la opinión del pueblo rionegrino a través de sus organizaciones y los movimientos sociales.

Quizás sea necesario aclarar a algunos que en un gobierno democrático, quien ostenta la soberanía es el Pueblo mismo.

La tierra es un bien social básico, insustituible e indispensable para el desarrollo humano, pero convertida en un objeto de mercado ha sido dotada de precio y esto ha reemplazado el valor social y humano que representa. Bajo este pensamiento fue creciendo la concentración de la tierra en pocas manos y la extranjerización,  procesos que se aceleran desde las últimas décadas y que constituyen, junto con el destino del suelo mismo, uno de los problemas de soberanía más importantes que debemos enfrentar como nación.

El Estado, garante del derecho a la tierra de todo ciudadano, debe ejercer la soberanía sobre la misma y sobre otros bienes naturales fundamentales de forma tal de protegerlos para las futuras generaciones. Pero lamentablemente esto no sucede así, ya que millones de hectáreas de tierras con acuíferos, riquezas minerales, bosques y biodiversidad ya pertenecen a empresas o propietarios extranjeros. Tal como ha sido calculado por la Federación Agraria Argentina, el 10 por ciento del territorio nacional está en manos extranjeras, cifra que estimamos ha crecido considerablemente en los últimos años. Mientras esto sucede, por cientos de miles, los pobladores que originariamente ocupaban la tierra, migran a los cordones de pobreza de las grandes ciudades. Este es el lento, pero persistente, proceso de pérdida de soberanía que estamos viendo.

La enajenación del territorio con sus riquezas está relacionada con la aparición de proyectos geoestratégicos de apropiación de recursos naturales por parte de Estados extranjeros ante la posibilidad de crisis globales en las que los bienes comunes sustanciales para la vida se vuelvan escasos. Ante este escenario, que un gobierno nacional o provincial, ceda la soberanía sobre el territorio, es un acto imperdonable y una traición a todos los ciudadanos.

Uno de los casos paradigmáticos de extranjerización en Río Negro, pero no el único, es el de Joe Lewis con las 14 mil has que bordean el lago Escondido cerca de El Bolsón. El empresario inglés, mas conocido a través de la empresa Hidden Lake SA, que sigue adquiriendo tierras en distintas zonas de incalculable valor, sigue gozando de la colaboración de funcionarios del gobierno provincial y de hecho hoy por hoy, sigue vedado el paso libre y seguro para llegar al  lago Escondido, un bien natural de dominio público que nos pertenece a todos por derecho. Aquí estamos ante otra problemática: la apropiación de las costas, siendo el del lago mencionado un caso que demuestra como lo público pasa al dominio privado, mientras el gobierno juega a que controla todo, pero deja hacer y deshacer a la empresa.

El art. 73 de la Constitución Provincial de Río Negro determina que “Se asegura el libre acceso con fines recreativos a las riberas, costas de los ríos, mares y espejos de agua de dominio público…”. Sin embargo, la situación del lago Escondido, aún no se resuelve. Como consecuencia del mandamus que presentamos en el 2005, el Superior Tribunal de Justicia ha ordenado que se habilite el camino más accesible, el de Tacuifí, para poder acceder al lago; pero los plazos se han vencido y el fallo se encuentra incumplido mientras el gobierno provincial elude su responsabilidad y disimula su visible empatía con la empresa HL SA. . Los cursos de agua navegables son bienes públicos sobre los que todos tenemos el derecho a acceder, usar y gozar. Esto es algo que todo ciudadano debe saber y defender a lo largo de todo el país.

En cuanto a las Zonas de Seguridad de Fronteras, es una obviedad que si hay una parte del territorio que una nación debe proteger, esa es la zona fronteriza. Son áreas sensibles para la soberanía nacional, y es por ello que históricamente los países ejercen la protección con el fin de garantizar la integridad del territorio, la cultura e identidad de los pueblos y el dominio sobre los bienes naturales comunes. Generalmente son lugares claves para el país, por su potencial económico y sus recursos naturales. Así ha sido también en nuestro país. La legislación nos muestra la importancia de la radicación de ciudadanos argentinos nativos en estas zonas, pues el Artículo 4º del Decreto Ley Nº 15.385/44 (Ley Nº 12.913), reemplazado por el artículo 42 de la Ley N º 23.554 dice que: “Declarase de conveniencia nacional que los bienes ubicados en la zona de seguridad pertenezcan a ciudadanos argentinos nativos…”. De igual forma lo hace la ley 18.575 de Promoción para el Desarrollo de Zonas de Frontera.

Pero, irónicamente, las políticas del gobierno nacional en los últimos años han violado el espíritu de esta legislación y hoy se permite la compra a inversores extranjeros en 14 regiones importantes a lo largo de las fronteras nacionales. Ya durante la década del 90, según denuncia la escritora y periodista María Seoane, se autorizó a extranjeros la compra de 8 millones de has en las zonas fronterizas de nuestro país.

Volviendo a Río Negro, debemos mencionar un caso ejemplar del no ejercicio de la soberanía territorial en las zonas de fronteras y que, no por casualidad, reúne los mismos personajes descriptos antes mencionado cuando hablaba del lago Escondido. Es el del aeródromo particular ubicado a aproximadamente 1.000 metros del océano atlántico (zona de seguridad de fronteras), a pocas horas de vuelo de Islas Malvinas en la zona de Puerto Lobos, Provincia de Río Negro. Este aeródromo de dimensiones semejantes a la pista del aeropuerto internacional de San Carlos de Bariloche, cuyo propietario – creador de una sociedad anónima Bahía Dorada SA-, esta vinculado con el magnate inglés Joe Lewis, es la clara muestra de la afectación a nuestra soberanía territorial pues se encuentra en zona de seguridad de frontera. Situación que se ve agravada por la inexistencia de garantías de radarización del mencionado aeropuerto que controlen el movimiento aéreo del mismo. Este caso demuestra que en Río Negro, las áreas estratégicas para la seguridad nacional y con importantes bienes naturales, se encuentran desprotegidas.  Muy pocos deben ser  los países  del mundo que habiliten la existencia de un aeropuerto privado de dimensiones que permiten operar vuelos de aeronaves de gran porte, sin control por parte del Estado y a dos horas de vuelo de un sitio donde Inglaterra está instalando misiles para proteger la ilegal explotación petrolera en nuestra plataforma continental argentina.

Recientemente, la ley 4584 de mi autoría modifica la ley provincial Q nº 1537 y fija restricciones a la adquisición de tierras fiscales en zonas de seguridad de fronteras, lo que espero sea un aporte para evitar la enajenación de las mismas.

Recientemente, el gobierno provincial dispuso casi 200.000 has de territorio provincial (en parte estaría irrigado) en la zona de la margen norte de río Negro, entre Choele Choel y Viedma, a una empresa China con el fin que se completen obras de riego y sistematización para la producción de soja por 20 años.

Hoy muchos países del mundo, vienen por la tierra.

Los casos  de Arabia Saudita y China son claros ejemplos de países que buscan  tierras en países con legislaciones permisivas y débiles en cuanto a la protección de sus recursos naturales, para paliar las necesidades alimentarias de su creciente población.

Si los mismos esfuerzos puestos en un proyecto que beneficia a otro país, a otra economía, hubieran sido volcados en proyectos productivos locales y regionales para el autoabastecimiento de alimentos,  podríamos hablar de soberanía territorial a partir de la cual construir quizás la soberanía alimentaria, donde los rionegrinos al fin puedan comer lo que se produce en su provincia, que en la mayoría de los casos se encuentra fuera de su alcance (peras, manzanas, hortalizas, carnes) ; pero se eligió el camino de tomar decisiones inconsultas  vulnerando así  la opinión de las organizaciones sociales, políticas, de los ciudadanos y productores.

Temo que el destino de la tierra rionegrina queda supeditado a las necesidades de  países lejanos, y no hablo de nuestros hermanos latinoamericanos que vienen a trabajar y habitar nuestro suelo argentino, sin de los grupos de inversión con  integrantes desconocidos  que viven a mas de 10.000 kms de aquí y  que vienen generalmente a especular con nuestros recursos naturales.

Siendo así, estamos bastante lejos de ejercer soberanía territorial y mucho menos soberanía alimentaria para  nuestro pueblo rionegrinos.


Magdalena Odarda.

Legisladora Provincial CC-ARI

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