domingo, 31 de octubre de 2010

Sospechas potenciadas tras lo imprevisto

El impacto causado por la sorpresiva muerte de Néstor Kirchner generó reflexiones sobre presente y futuro. Las etapas del duelo siguen su curso y tímidamente se abre algún debate sobre las perspectivas, en el primer Estado argentino, donde se centrarán las principales miradas.
No será en lo inmediato. Tal vez nunca se produzcan bruscos cambios. Pero no es una hipótesis a descartar que tales modificaciones de circunstancias y actitudes pueden registrarse ante una ausencia notable como la del principal referente de un proyecto político.

Por contraste a una presencia referencial que cumplía funciones importantes en la amalgama de ese proyecto, es muy probable que se piense en las consecuencias que puede provocar el deceso del ex presidente, y específicamente en el territorio bonaerense. Sobre todo con ciertas señales que se estaban dando de parte de protagonistas como el gobernador Daniel Scioli.

En el escenario provincial, como reflejo del nacional se observaba y se observa un kirchnerismo como un mundo heterogéneo que ha sufrido sucesivas reconfiguraciones. Importantes incorporaciones y éxodos. En muchos casos, por la convicción y en otros por interés.

Ese mundo heterogéneo conformaba una segunda capa debajo de la imagen de su referente nacional y, por lo tanto, a partir de su fuerte acción de prédica y habilidad, la interna no devenía en grietas.  

Ahora las respuestas estarán en el tiempo y en la figura de quien asuma ese rol que quedó vacante por esas cuestiones del destino. Si la presidente Cristina Fernández o algún dirigente que se sienta en condiciones de hacerlo. 

No obstante el poder personal de un dirigente político como Néstor Kirchner, nada impide ver ciertas divisiones que venían amenazando desde hace semanas y a las que algunos dan origen en momentos clave como la desgraciada situación de salud con Alberto Balestrini, la asunción de Hugo Moyano en el PJ bonaerense y ciertas actitudes autónomas de Daniel Scioli.

En ese contexto no asombraban ciertas circunstancias, como señales de tal división en las formas de mirar el mundo y el futuro aún dentro del kirchnerismo. Como primera muestra estaba la de Hugo Moyano y su preocupación ante el avance de Daniel Scioli. No fue fortuito hace tan sólo unos días su pensamiento acerca de que el gobernador no calificaba para participar como candidato presidencial para el 2011 y que esa cuestión se dirimía por entonces exclusivamente en el matrimonio presidencial.  

Voceros cercanos a su figura no dejan de hacer trascender su preocupación por el entorno que impulsa la figura de un político como Scioli, que no queda afectado por eventuales cambios en apoyos a su figura, aún de quienes no pertenecen al oficialismo nacional.  

Hablan y sospechan de un acercamiento del denominado "establishment" empresarial y financiero. Antes del deceso de Kirchner ya  percibían las sutiles forma  de autonomía creciente y del despegue, alentado por grupos que intentan hacerlo protagonista de un proyecto "alternativo".

Ni siquiera las sucesivas demostraciones de lealtad al matrimonio presidencial -señalan desde ese ámbito sindical y político- pondrían en ridículo esta nueva reconfiguración de imagen del mandatario provincial. Su alto grado de exposición sin impactos negativos le permitiría avanzar en esos caminos. Y su caracterización como "pragmático" -bien heredada desde su pasado en el menemismo- no le impediría cruzar ninguna frontera política. Como señala una frase adjudicada a un legislador decano oficialista, "hay dos clases de políticos, los tradicionales y Scioli", en alusión a su virtud de poder cambiar sin riesgos.

Es por eso que, desde el denominado "moyanismo", sospechan que el paso hacia el despegue definitivo será dado y que una circunstancia tan impactante y sorpresiva como un deceso puede abrir las puertas a una pausa mayor en ese proceso.

Ese posible viraje también se advierte a partir de determinadas frases reactivas desde otros ámbitos sindicales. En ese sentido, la frase emitida por el titular del Suteba provincial, Roberto Baradel, tampoco fue casual, sobre todo cuando dijo que Daniel Scioli se ubica "a la derecha de Mauricio Macri".    

En otro orden, desde ámbitos que prefieren hablar de postkirchnerismo y otros del Peronismo Federal los comentarios reservados no aluden a otra cosa que a la expectativa por su pase. Si tienen esa expectativa esto no obedece a otra cosa que a la absorción de señales que el propio Scioli intencional o casualmente parece haber dado.

Tanto desde el espacio de los ocho intendentes bonaerenses independientes como desde el peronismo disidente se disputan su incorporación, tal vez como expresión de anhelo, según señalan desde círculos sciolistas quienes con poco efecto persuasivo descartan cualquier posible diáspora.

Pero desde quienes ya transitan caminos por fuera del oficialismo nacional, se entiende que sólo hay cuestión de tiempo y que Scioli aceptará conversar, así como ahora lo hace y hasta exponiéndose abiertamente sin temor a condicionamientos. "Estamos esperando a que dé el paso", señalan voceros más allá de las fronteras "k".  

Las formas y expresiones desarrolladas antes de que ocurriera un hito histórico como una desaparición física ya estaban a la orden del día. La irrupción de la fatídica novedad podría ampliar tiempos para observar modificaciones al escenario. Lo cierto es que, por el momento, no hay motivos para que la veracidad de esos pensamientos sea eliminada como hipótesis que quedaría en estado latente por el tiempo que demande el duelo y la posible reconfiguración de escenarios políticos.

Por Martín López Lastra, especial para NOVA - Diario La Palabra

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