Siempre que se habla y se vive el cáncer inevitablemente cada uno de nosotros y los que nos rodean pensó y piensa en el tema de la muerte. Quisiera invitarlos a cambiar la palabra muerte por la palabra emigrar. Todos, enfermos o no emigraremos de esta vida. Es la única certeza que existe en todo ser humano. Algunos más tarde y otros más temprano.
Tenemos en común los sentimientos que nos habitan teniendo esta enfermedad. Todos tenemos diferentes realidades, es cierto. Pero el sentimiento es el mismo: impacto, miedo, desánimo, ganas de salir adelante y otros. No soy nadie para pontificar sobre este delicado tema de salud, soy más bien ignorante de los detalles médicos que influyen en la situación de cada uno.
Lo que sí tengo en claro, es que cada uno de nosotros se siente afectado fuertemente y es lo único que nos importa a cada uno. De alguna forma, algo cambia en nosotros pensando como un futuro emigrante. Entonces el punto es qué haremos hasta que llegue ese momento, cuál es el tipo de vida que tendremos. De eso quisiera compartirles.
Cuando me hicieron las primeras quimios tenía terror, no de morirme sino de sus efectos. Acepté que se me dijera que iba a tener nauseas. Repetía a cada uno que insistía en decirme que me sucedería, “que no aceptaría tener nauseas ni vómitos y lo declaré internamente como algo “inadmisible “. Las tres primeras quimios fueron así. En la cuarta me dijeron que serían otros componentes en el protocolo (los que tenemos cáncer sabemos de qué estamos hablando). Bastó ese cambio para que en alguna parte de mi, el terror volviera. Rogaba para no tener náuseas. ¿Qué pasó?...las tuve. Hasta con vómitos y todo. Mí pensamiento positivo se había derrumbado y me dejé caer.
Y fue allí cuando mí “enemigo”, el cáncer, me quiso aprovechar y intento hacerme emigrar a otra vida. Pero la fortaleza que me brindaba mí familia y principalmente mí Señora, o sea mí “ángel guardián”, hizo que recapacitara y fue así que me enderecé y volvió ese pensamiento positivo que se había derrumbado y comencé una lucha enconada con mí enemigo, que ya lleva diez años y en la cual he llegado a pensar que “mí cáncer me tiene miedo” .
Pase de la “falsa” soledad al tumulto de gente que no me dejan caer. Pase de la pena de la enfermedad a la alegría de las cosas buenas que me han ido sucediendo. Pasé del llanto a la risa fácil. Pasé del infierno de la mente dando vueltas a lo malo, al cielo de los recuerdos de todas las muestras de cariño que me han ido dando a lo largo de esta lucha contra el cáncer. Se como luchar, pero no se como sufrir. Se plantar cara a mis miedos, se que simplemente debo dejar que fluyan, sentirlos y convencerme a mi mismo de que puedo soportarlos. Pienso en todo lo que me puedo perder si las cosas no van bien y necesito hacerlo porque voy a conseguir que esta lucha me sirva para aprender a entender la felicidad de las pequeñas cosas diarias.
Es cierto que te vuelves más sensible, o vulnerable con tu alrededor, es más fácil emocionarse con lo bello de la vida, a mí me pasa a menudo. Incluso podría decir que afloran sentimientos hasta ahora ocultos en mí o camuflados quizás, pero al fin y al cabo no los palpaba, Te sientes frágil y fuerte a la vez, a veces ves a la gente que te mira con compasión y otras que te miran con admiración. Incluso me tratan como un héroe, lo cual no me creo.
Los médicos que nos tratan hacen muchos esfuerzos, que apreciamos, por atacar este mal. Distintos tipos de cáncer son estudiados por la ciencia en todo el mundo. Aún así hasta hora en muchos casos, se desconoce su origen. Las primeras impresiones que estoy relatando me permiten apreciar el valor terapéutico que tiene sentir que interesas al medico, comprobándolo en el tiempo que dura tu consulta o visita.
De todas las explicaciones y teorías que he leído o he recibido de la gente que me rodea hay una en la cual me he detenido. El cáncer se origina en episodios traumáticos de nuestra vida que guardamos y vivimos en silencio sin expresarlos a otros: dolores, impactos familiares, tensiones muy fuertes de trabajo, stress de diferentes tipos, etc. Y hoy siguen ahí latentes en alguna parte de nuestro cuerpo.
He pensado que así como he ido por la vida buscando que me quieran y reconozcan lo que he hecho y me perdonen por lo que hice o no hice, yo creo que mi cuerpo me pide…lo mismo. Tal vez el cáncer sea su forma de reclamo para que le reconozca lo mucho que ha aguantado por mí.
Diría que es natural sentir miedo, ansiedad o incluso enojo cuando una persona a quien aprecias tiene cáncer, pero no debes permitir que eso te impida estar a su lado y ofrecerle tu apoyo. Tal vez necesites ayuda para afrontar esas emociones tan intensas y debo decir que hay muchos lugares adonde puedes ir. Muchos hospitales y Entidades intermedias tienen grupos de apoyo a personas con nuestra patología. O puedes hablar con una persona que confíes para que te asesore y te tranquilice. Otra forma de ayudar es considerando la posibilidad de colaborar como voluntario en un hospital o clínica donde se trata gente con cáncer.
Personalmente tengo amigos, hermanos amadísimos. Quisiera invitarlos a ustedes pacientes oncológicos, a vivir la sanadora experiencia de juntarte con tu familia con tus amigos y decirles todo lo que piensas y sientes, sin vergüenza alguna. Te invito a mirar con ojos de gratitud a tu pareja, tus padres tus hermanos, tus hijos. Que un gracias permanente este presente en tus labios a todos y cada uno de los días.
Vincúlate con tu espiritualidad. Cada uno tendrá sus propias creencias: cristianos, budistas, musulmanes, los que creen en la vida, las Fuerzas del Universo, la Divinidad, el Ser Humano, etc. Son las fuerzas que nos movilizan. Te invito a apegarte a ellas. No con miedo sino con confianza y fe. Somos seres que debemos crees que la vida es un tránsito, porque la vemos como un espacio donde dejaremos un legado a los demás. Si crees en un Dios, invócalo. Si crees en la Vida hazte consciente de ella e invoca su bendición.
Te invito a pensar sólo en lo positivo. Tú te vas a sanar. ¡Lo vas a hacer!. Dales la orden a las células de tu tumor de destruirse, también, acepta que existen, pero diles que no aceptarás que vivan por siempre ahí. Suena simple pero funciona cuando hay intensa fe. Cuando desnaturalizas el terror, cuando no admites malas ondas a tu alrededor. El poder de tus pensamientos positivos, son órdenes al cuerpo y cuando el mensaje es vivir, el cuerpo cumple la orden: las células malas reciben la orden de autodestruirse y el aparato inmune se fortalece. Cree con fe en ello.
Acepta al que te viene a ayudarte diciéndote que te sanes. Mi esposa eso hizo un día y eso me despertó. No me dejaré vencer. Para nada. Siempre dijo que no cuenten con ella para dejarme caer.
Estas aquí no para ser víctima para triunfar, no te apartes nunca de eso. ¡Ciérrale la puerta al que te trae mala onda! ¡Llama al que viene a empujar contigo!. Aquí lo único que importa es atraer combatientes a tu lucha!. Enójate cuando te miren con cara de victima. ¡No lo eres! .¡Eres un combatiente!. Podrás estar flaco, demacrado, ¡pero en tu mente eres un guerrero en plena batalla!.
Muchas personas cuando me ven me desean que me mejore. Que me sane. Si lo analizas un poco, esa maravillosa intención que nos ayuda siempre es hecha como si fuese algo externo a ellas. Cuando alguien te dice ojala te sanes, claro habla de ti, pero lo hace como si nada de lo que causó tu enfermedad le tocara a él.
Aprendí que, aunque puedes tener cáncer, primero eres una persona y luego un paciente. El cáncer no es tu identidad; Simplemente es una enfermedad que tu estás intentando superar. Los enfermos de cáncer que no somos víctimas sino testimonio. Somos una advertencia y una invitación para que los demás no construyan su propia vida en base a las mismas causas que te llevaron a vos a este momento.
Los que están sanos parecieran muchas veces andar más preocupados de pedir más y más y no tanto de agradecer lo que se tiene. Viven pegados a las expectativas, es decir buscando de hacer crecer lo que se tiene. Bueno, nosotros hemos hecho lo mismo y así es como estamos hoy.
Enseña, testimonia, muestra. Si crees de verdad que las cosas fuertes que viviste pudieron llevarte a esto descubrirás que muchos viven lo mismo. Entonces tu proceso de entregarlo todo incluye que ellos revisen sus propias vidas para que no vivan lo mismo. Con uno que se de cuenta, bastará.
Abandona a la victima que pudiera haber en ti y conviértete en un testimonio de vida. Piensa con fe en tu sanación, y que alguien intenta ayudarte. Siempre habrá alguien en esa misión. Acepta lo que tienes, pero que eso no signifique que te resignes a pelearlo.
Lee lo que no has leído, mira los árboles, las plantas, fíjate en el sonido de los pájaros, sonríele a la vida ahora que sabemos apreciar los detalles que nunca vimos. No pienses en lo que pudo ser y no fue. El párrafo bíblico dice “Levántate y anda”, Hazlo por ti mismo aun respiras y aún tienes aliento.
Perdonen mí atrevimiento. Pretendo Simplemente en esta nota, AYUDAR a quienes hoy están dejándose vencer sin presentar lucha y a quienes ha paralizado la palabra “cáncer”. ¡Salgan ¡, Se lo puede pelear. Recuerden dos palabritas ESPERANZA y FE. Yo intento con esto beneficiar a mí prójimo y solicitarles una reacción positiva que seguro significará tener, aunque sea hasta que emigremos, un mejoramiento en la calidad de nuestras vidas.
Antonio Rafael Funes
DNI Nº 11.952.56Fuente: www.inforíocolorado.com.ar
Milton Albariño
No hay comentarios:
Publicar un comentario