miércoles, 2 de febrero de 2011

A diez años de la muerte de Guillermo Estévez Boero

Hace diez años, el 3 de febrero de 2001 fallecía Guillermo Estévez Boero quien, desde sus años de estudiante lideró la lucha por la enseñanza laica que el movimiento reformista perdió contra el gobierno de Frondizi, luchó incansablemente por construir un socialismo celeste y blanco desde el grupo Acción Socialista en los años 50, para luego, en los 60, fundar el Movimiento Nacional Reformista, el Movimiento de Acción Popular Argentino y en 1972 el Partido Socialista Popular.Su temprana muerte le impidió estar presente en dos hechos trascendentes para el socialismo argentino por los cuales él tanto trabajó. Primero la unidad del partido que se pudo concretar en el 2002 y segundo la llegada del socialismo, de la mano de Hermes Binner, al gobierno de Santa Fe en 2007, hecho inédito en la historia argentina del cual él fue indudablemente el gran constructor.

Hace nueve años, a un año de su desaparición decíamos que de tantas opiniones vertidas sobre él rescatábamos dos frases centrales: ¨era una bella persona¨ y ¨su vida fue una reivindicación de la política”.  También decíamos: “Pero lo más trascendente de su vida fue el mensaje que dejó a la juventud y a los trabajadores: ¨No se dejen corromper, confíen en su propia cabeza, en sus manos, en su capacidad de pensar y realizar. Sean dueños de sus propios destinos, estudien y trabajen, que desde el estudio y el trabajo se puede conocer y dominar el universo¨.

Hecha esta breve semblanza nos parece importante abordar, a diez años de su muerte, la problemática que se genera cuando desaparece una persona tan influyente en la vida de los demás, en especial un intelectual que hizo escuela con su prédica y con su práctica. Al igual que la muerte de tantos intelectuales militantes de la izquierda mundial  y de hombres y mujeres que calaron hondo en la historia de sus pueblos, surgen las interpretaciones de su pensamiento y una lista enorme de herederos que se consideran sus dilectos alumnos.

 En un partido centenario que aquilata figuras de la talla de Juan B. Justo, Alicia Moreau o Alfredo Palacios no es sencillo sumar nombres trascendentes a esta lista. Tal vez la figura de Estévez Boero no llegó a ser tan conocida como para incorporarla a esta categoría, pero en la medida que el Partido Socialista - que en su actual conformación tiene mucho de su aporte intelectual y militante- siga creciendo y logre llegar a mayores espacios de poder de losque ya ha logrado, su figura se agigantará y la disputa por su legado obviamente también.

Hace 9 años decíamos en referencia a otros actores de la política: “Aparecen fenómenos mediáticos que tienen la osadía de compararse con grandes figuras de nuestra historia sin detenerse a pensar que lo mejor que podrían hacer es asumirse como sensatos y humildes trabajadores de la función pública. Tal vez recurran a estas comparaciones ante la incapacidad de ser ellos mismos.” Y también decíamos “El pensamiento de hombres como Estévez Boero tiene la fuerza de hacernos mirar el futuro atreviéndonos a pintarlo distinto. Ello nos permite superar las arbitrariedades del presente, parados en él, pero con objetivos claros en el tiempo. Siempre sostuvo que era un error jerarquizar la interna, que era un error jerarquizar los cargos, que lo importante era el avance social, trabajar para mover la rueda de la historia, trascendiendo a partir de la realización de la obra por y para la gente y no en la fama individual y efímera del cargo.”

    Hoy nos permitimos afirmar que su mensaje y su aporte no admite interpretaciones y por lo tanto no admite alumnos más o menos herederos. Simplemente porque su legado es la existencia de una organización con proyecto, con vida, con dinámica propia, con variantes internas pero con un solo hilo conductor: el Partido Socialista. Dentro del mismo pueden fluir diferentes maneras de llevar adelante le ideario socialista y siempre, del rico y franco debate surgirán las mejores propuestas. Quienes crean que están por encima del conjunto no son dignos de ser socialistas y mucho menos de aspirar a ser herederos del pensamiento de Estévez Boero.

    Se dice que el socialismo ha tenido muchas divisiones internas desde 1896, y la verdad es que la única división real fue la de 1954 que se suturó en el 2002. El resto fueron escisiones de dos tipos. Por un lado aquellos que optaron por intentar copiar de manera mecánica experiencias de otros pueblos y, por el otro, aquellos que se creyeron superiores al conjunto y, al no respetar sus opiniones terminaron alejándose del socialismo diluyendo su capital político.

De este tipo de escisión vamos a citar los dos casos más recientes que, a pesar su peso relativo, no lograron torcer el rumbo de este ya fuerte y consolidado partido. En los años 90 la escisión del entonces intendente socialista de Rosario, Héctor Cavallero, que formó su propio partido (el PPS) para terminar siendo un sello al servicio del justicialismo santafesino y la más reciente, del grupo encabezado por los diputados nacionales Jorge Rivas y Ariel Basteiro que, sin pena ni gloria, constituyen un devaluado espacio al servicio del gobierno de Cristina Kirchner.

    En momentos en que el socialismo sufre la maravillosa y difícil crisis del crecimiento y se da un fuerte debate acerca de su posicionamiento, de sus estrategias electorales y de sus liderazgos, bien vale recordar a propios y extraños que el legado de este gran militante socialista que fuera Guillermo Estévez Boero no es de un sector ni de una u otra persona, sino del socialismo argentino todo.

    Por ello terminamos reiterando textualmente otro concepto que señaláramos en 2002 al recordar el primer año de su desaparición porque creemos firmemente en lo que dijimos en ese momento:

    “Las semillas pacientemente plantadas a lo largo y a lo ancho de la patria por hombres como Guillermo Estévez Boero ya están germinando y darán esperanza a las futuras generaciones. La fuerza de una vida y un mensaje coherentes trasciende los tiempos y sus límites mortales para darnos ganas de vivir tras objetivos trascendentes, para permitirnos el atrevimiento de trabajar por una sociedad mejor, una sociedad donde se libere la capacidad creadora y realizadora de la mujer y del hombre como gustaba explicar Estévez, y donde se termine la explotación del hombre por el hombre y de los pueblos por el capital como hace 153 años lo manifestara aquel filósofo, economista y luchador por la libertad que fuera Carlos Marx.”
 
Juan José Tealdi
Viedma, 3 de febrero de 2011.



Fuente: Partido Socialista Río Negro

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